lunes, 17 de marzo de 2008

Conductores se buscan

“Se necesitan personas que tengan desarrollada la capacidad de evaluar riesgos y tomar decisiones, que sepan conducir, pero también integrar equipos de trabajo, que no aplasten a sus subordinados, sino que potencien las capacidades de estos para lograr productividad y satisfacción. Y, además, que sean consecuentes con el seguimiento de los procesos para asegurar el alcance de las metas”...
Según Hambra, uno de los principales déficit de las organizaciones es la incapacidad para gerenciar; esto es, para alcanzar metas a través de la conducción de RRHH: un gerente que no alcanza metas es un gerente de baja calidad.

Y para los que sí las alcanzan hay tres escenarios posibles una vez que se logran los objetivos:
- El personal queda resentido y enojado.
- El personal termina exhausto aunque no resentido.
- El personal manifiesta sentimientos de logro y pertenencia que lo predisponen a asumir nuevos desafíos.

Queda claro que la última es la mejor opción y los resultados dependen del tipo de gerente que esté a cargo de la conducción de ese equipo.
Lo que diferencia entre sí a estos conductores es lo que Hambra llama “inteligencia gerencial”, basándose en autores como Howard Gardner, Robert Stenberg y Daniel Goleman.

En resumen: Es fácil conseguir aptitud técnica, pero lo que no se consigue de igual forma es actitud, ya que este rasgo depende de los contenidos de los modelos mentales de las personas.

Algunas de las habilidades inespecíficas tienen que ver con la capacidad de:

Fijar fines: un capitán que no sabe adónde va, tiene pocas probabilidades de llevar su nave a buen puerto. Para lograrlo se requiere una combinación de visión y perseverancia para que la problemática diaria no desvirtúe las metas.
Planificación: para imaginar los caminos más cortos, económicos, seguros y efectivos.
Administrar los recursos con los que efectivamente se cuenta.
Comunicarles ideas: a los colaboradores que deben desarrollarlas.
Motivar a los demás y conseguir que se involucren, sintiéndose protagonistas de logros y fracasos.
Desarrollar en las personas una motivación intrínseca que las impulse a alcanzar su mejor nivel.
Manejar conflictos, elaborando y diluyendo resentimientos personales.
Análisis – síntesis: como dos momentos de un proceso continuo.
Hacer seguimiento de procesos ya que la planificación inicial no garantiza el éxito.
Asumir riesgos y tomar decisiones.

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